A ti,
que me llevaste a descubrir el verdadero sentido de la
vida,
la dorada luz de la esperanza, y el dulce sabor de la ternura...
A
ti,
que me enseñaste con tu ejemplo a amar,
con la libertad al no esperar
respuesta,
con valor para enfrentarme a mis miedos,
y con la fe de
encontrar a Dios en mi paraiso.
A ti,
porque contigo entendí que ser
persona es ser también vulnerable,
que no soy el centro del universo
y que
puedo equivocarme algunas veces.
A ti,
que me hiciste comprender que se
puede ser fuerte cuando se es debil,
que puedo no tener todas las respuestas
y que la felicidad está en tus ojos...
A ti,
Te dedico con gusto mi
vida,
mi esfuerzo por ser mejor cada día,
mis ganas de amarte hasta que
muera..
que Dios te bendiga.
Autora: Sara- Madrid, España .
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